El origen del nombre popular con que se conocían las calles es
diverso y la mayoría de veces, se pierde en el pasado del origen de las ciudades.
Los vecinos conocían cada rincón con los nombres más naturales que se les ocurría,
como por ejemplo por el nombre o apodo del residente más noble que vivía en dicha calle, o por el trabajo a
que se dedicaban la mayoría de sus vecinos. Otras veces por la casa más destacada
o por algún otro motivo que distinguía dicha calle de las demás.
En Palencia, lo que si conocemos es el momento en que comenzaron
a rotularse las calles y la causa que propicio la aparición de las placas, así
como la rotulación de los números de cada calle. Esto tuvo lugar en 1809 y fue
con motivo de la ocupación de la ciudad por parte de los franceses.
A principios de Enero de 1808 antes del inicio de la guerra,
llegan a Palencia alrededor de 3000 soldados franceses, lo que supuso un
notable incremento de la población, pues la ciudad contaba con unos 9000
vecinos. De 1802 a 1805 unas fiebres habían acabado con casi 4000 personas.
Aparte de buscar hospitalización para los heridos y enfermos
que traían las tropas francesas, también hubo que dar alojamiento a los
soldados y a los oficiales y mandos de su ejército, lo que supuso consecuencias
funestas para los palentinos, ya que fueron sometidos a contribuciones
especiales para pagar los cuantiosos gastos que ocasionaron. Aparte estaban los
inconvenientes causados por la convivencia con los franceses, con continuas
quejas, peleas, robos y vejaciones, por lo que muchos ciudadanos abandonaron la
ciudad como único medio de alejarse de dichos conflictos.
El 5 de junio de 1808 la ciudad se sublevo contra los
invasores franceses, asaltando el convento de San Francisco donde estaban
acuarteladas las tropas napoleónicas. Poco duro, ya que el general Lasalle tras
acabar con la resistencia de Torquemada, entra en Palencia el 7 de junio con
varios batallones provenientes de Burgos y se hace con el mando de la ciudad.
Las consecuencias fueron nuevos impuestos y la huida de muchos sublevados por
temor a represalias.
A partir de ese momento los palentinos se niegan a colaborar
con las tropas invasoras: Por todos los medios posibles tratan de dificultarles el alojamiento, llegando a confundirles
con las direcciones de las calles para librarse de que viviesen en sus
domicilios.
Los batallones franceses eran renovados con cierta frecuencia,
por lo que sobre todo los oficiales cuando conseguían conocer la ciudad debían
abandonarla y así tenían muchas dificultades para encontrar su residencia y si
preguntaban a algún vecino, este les daba una dirección errónea.
Ante las quejas de los oficiales franceses, en diciembre de
1808, por parte del corregidor y por orden del ejército francés, se tomó la
decisión de comenzar a rotular las
calles y los números de los inmuebles de la ciudad, cosa que ocurrió a partir
de 1809. Este hecho fue justificado como un símbolo de modernidad introducida
por los franceses en la atrasada España, siendo Palencia una de las primeras
ciudades españolas en poner en rótulos el nombre de sus calles y sus números
correspondientes.
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