La fusión de historia, religión y paganismo ha originado a su
vez toda una serie de celebraciones en diversas partes del mundo. En nuestro
país, lleno de fiestas y festejos, se han dado siempre dichas circunstancias,
por lo que no es de extrañar el origen tan antiguo de algunas conmemoraciones.
Muchas fiestas de invierno parecen que están basadas en las
“Saturnales romanas”, este podría ser el origen de la llamada “Fiesta del Obispillo” que se celebra el 28 de diciembre en varias
localidades españolas y también en algunas europeas aunque con fecha diferente,
cuyas primeras manifestaciones se remontan a la Edad Media (En Palencia parece
ser que data de 1212).
San Nicolás de Bari cuya festividad se celebra el 6 de
diciembre, era quien traía los regalos de Navidad, como aún sigue sucediendo en
Alemania, Bélgica y otros países de Europa. Murió muy joven siendo obispo y
dejando su herencia a niños y necesitados, por lo que se convirtió en el patrón
de los más pequeños. En España, sin
embargo, en el Siglo XIX los obispos decidieron cambiar esa figura por la de
los Reyes Magos de Oriente, debido a la paganización que del santo se había
producido, fundamentalmente en Norteamérica, donde se había convertido en Santa
Claus.
Ligada
desde sus orígenes al ciclo navideño, la fiesta se iniciaba el día de
San
Nicolás, en las escolanías de las catedrales y en los grandes monasterios que
contaban con coros de voces blancas. Un Niño de Coro era elegido para
representar a San Nicolás obispo de Mitra
y considerado protector de la infancia .La ceremonia fue modificándose
de fecha trasladándose en algunos lugares al 28 de Diciembre, festividad de los
Inocentes, refiriéndose a la inocencia de los niños por lo que se llamó también
“obispillo de los Inocentes”.
En
esencia la fiesta consistía en elegir entre los escolanos de menor edad,
y que
hubiera destacado por buena conducta, tanto en los estudios como con
sus
compañeros, para ser investido prelado, al que se revestía con todos los
atributos
de esta dignidad eclesial, para ejercer como tal el día de los Santos
Inocentes.
Desde los círculos eclesiales, se argumentaba la celebración,
como un
momento para exaltar la inocencia de los niños y encumbrar a los
más
débiles del estamento social.
En
Palencia la fiesta arranca con una misa, para después pasar a la ceremonia de investidura del Obispillo que
se celebra en la Catedral con la participación de la Escolanía Niños del Coro. Después, el Obispillo a lomos de
un caballo recorre las calles de la ciudad acompañado por una comitiva formada
por danzantes, dulzaineros y pajes
repartiendo entre los niños caramelos y mandarinas hasta que al llegar a
la Plaza Mayor y frente al Ayuntamiento, hará una serie de peticiones al
alcalde en nombre de todos los niños de la ciudad.
En Burgos esta tradición del obispillo se recuperó en 1987 y
en Palencia en 2009. Otros sitios donde se sigue realizando esta fiesta son el Monasterio de Montserrat en Cataluña,-
donde no se llama obispillo sino bisbetó-, y también en algunos lugares de
Navarra. Sin embargo, en la Edad Media, estaba bastante extendida, celebrándose
bajo formas distintas en Murcia, León, Valencia, Gerona, Lérida, Granada,
Sevilla, Mallorca y Gran Canaria entre otros y hasta en Francia, Italia,
Alemania e Inglaterra.
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