miércoles, 3 de febrero de 2021

Portazgos y Fielatos

 




El antiguo impuesto, existente en los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, sobre los derechos de tránsito, que satisfacían los que iban de camino, pisaban terreno del rey o del señor, o entraban en la ciudad se llamaba Portazgo. También se conocía como portazgo el edificio o lugar donde se cobraba este impuesto.

Eran estos impuestos una pesada carga para los trajinantes  especialmente para arrieros y carreteros y encarecían mucho el precio de los transportes. Se cobraban frecuentemente por personas particulares que carecían del permiso para hacerlo, y por eso el rey Alfonso X ordenó que ni ellas ni los municipios percibieran esos impuestos sin tener licencia real.

El derecho al portazgo fue abolido y restablecido por ley varias veces, hasta que por fin, la ley de 31 de diciembre de 1881 suprimió este tributo definitivamente.



 

Los fielatos era el nombre popular que recibían en España unas casetas situadas a las entradas de las principales ciudades y villas y que funcionaban como puestos aduaneros para el cobro de impuestos y tasas municipales sobre el tráfico de mercancías. El término fielato procede del fiel o balanza que se usaba para el pesaje. Fueron creados con la reforma tributaria del ministro Alejandro Mon de Isabel II en 1845 aunque ya existían desde antiguo como lugares donde se pesaban, medían, contaban y gravaban mercancías. Los artículos sometidos al pago de arbitrios municipales eran por lo general leche, carnes, pescados, vinos, aceite y jabón, trigo, paños, carbón, frutas y ganado bovino, lanar y cabrío. También los alcoholes y aguardientes destinados al encabezamiento de los vinos y a la fabricación de licores y bebidas espirituosas.

Algunas diputaciones provinciales también instauraron estos impuestos para sufragar su mantenimiento y obras públicas a su cargo. Especialmente llamativos fueron los ejemplos de las diputaciones de Oviedo y de Santander, que establecieron férreos controles en las principales carreteras y caminos de acceso a sus provincias con el fin de cargar impositivamente al vino procedente de Castilla.

 No todas estas casetas estuvieron ubicadas en la provincia a la que se pagaba el impuesto, es el caso del fielato montañés que controlaba el acceso a Potes (Cantabria) desde Cervera de Pisuerga (Palencia) que estaba situado en el pueblo palentino de Camasobres. El fielato de Camasobres, situado en el llano, antes de acometer la subida al puerto de Piedrasluengas, diez kilómetros adentro de Palencia, curiosamente, pertenecía a la Diputación de Santander, y trabajaban en el los mismos funcionarios de aquella diputación provincial. Quienes pasaban por allí, camino de las ferias, tenían que pagar una cantidad (según el valor de la mercancía).

En el año 1963, con la desaparición definitiva del impuesto de Consumos (uno de los impuestos más impopulares que han existido en España), desaparecen los fielatos, aunque en algunos lugares se siguen conservando estas edificaciones, algunas en mal estado y otras adecentadas para otros fines sociales.