jueves, 4 de marzo de 2021

Eres un adobe

 




Es una expresión popular que se aplica a una persona que es muy bruta o que tiene pocas luces. Viene del material tosco empleado en construcción cuyo uso ha sido registrado  a más de 10 mil años en las más variadas zonas y climas del planeta: el adobe, palabra que procede del árabe al-tub​ (طوب) que significa ladrillo sin cocer.

El hacer adobes era una técnica manual en las construcciones tradicionales de casas y otros edificios, habiendo sido muy empleado  en Tierra de Campos y La comarca del Cerrato.

Para su construcción se necesitan tres elementos: Agua, tierra y paja.

La mezcla de estos tres materiales se hacía pisándoles con los pies para preparar un barro que se echaba con fuerza para que no quedara aire dentro, a un molde generalmente de madera llamado macal o adobera. En estos moldes se dejaba secar al menos 3 días, pero esto podía variar dependiendo de la cantidad de agua usada, el tipo de tierra y de las condiciones climáticas del lugar. Así se obtenía un  tipo de ladrillo de barro sin cocer, que era barato porque los materiales eran los que había en las proximidades y no se necesitaba grandes conocimientos técnicos para hacerlos. Los mejores barros para fabricarlos eran aquellos cuyo porcentaje de arcilla no llegaba al 20% y el contenido de agua no superaba el 12% de dicha arcilla empleada.

La mayor parte de estas construcciones en tierra son “autoconstrucciones”, algo típico de la arquitectura popular, puesto que durante siglos cada familia construía su vivienda por sí misma, o a lo sumo con la colaboración de algún albañil popular. Para ello seguían a rajatabla técnicas transmitidas de generación en generación.

El uso de barro y paja en la construcción estaba considerado como un elemento aislante, de gran utilidad en estas zonas de clima extremado. Por ello las casas en las que la economía permitía el uso de ladrillos, estos se colocaban cubriendo el adobe o el tapial para así mantener la capa aislante, tan útil en los fríos del invierno como en las altas temperaturas veraniegas.


Unas edificaciones típicas de adobe en Tierra de Campos son los palomares, cada vez más deteriorados al igual que muchas casas abandonadas de los pueblos. No olvidemos que el peor enemigo de estas construcciones hechas de barro es el agua y si se derrumban es muy costoso volverlas a poner en pie.

Tristemente en lo que ahora llaman la España vaciada vemos cantidad de casas y tapiales de adobe derruidos en un estado de abandono total. Mucha gente del campo emigro a las ciudades en los años 50 y 60, dejando atrás las casas que habitaban o construcciones menores que utilizaban en su trabajo, como chozos, palomares, etc. Al ser el material principal la tierra, los fallos en los tejados abrieron paso a las goteras y, con el agua, al derrumbe de paredes, muros y tapias.

Muchos de estos emigrantes llegados a las ciudades, construyen sus propias viviendas en los barrios periféricos de la urbe  con las mismas técnicas que dejaron atrás en sus pueblos, es decir empleando el adobe como materia principal y después de duras jornadas de trabajo y robando horas al descanso diario, logran levantar su “casa molinera”.