viernes, 31 de enero de 2020

Calles y franceses








El origen del nombre popular con que se conocían las calles es diverso y la mayoría de veces, se pierde en el pasado del origen de las ciudades. Los vecinos conocían cada rincón con los nombres más naturales que se les ocurría, como por ejemplo por el nombre o apodo del residente más noble  que vivía en dicha calle, o por el trabajo a que se dedicaban la mayoría de sus vecinos. Otras veces por la casa más destacada o por algún otro motivo que distinguía dicha calle de las demás.

En Palencia, lo que si conocemos es el momento en que comenzaron a rotularse las calles y la causa que propicio la aparición de las placas, así como la rotulación de los números de cada calle. Esto tuvo lugar en 1809 y fue con motivo de la ocupación de la ciudad por parte de los franceses.

A principios de Enero de 1808 antes del inicio de la guerra, llegan a Palencia alrededor de 3000 soldados franceses, lo que supuso un notable incremento de la población, pues la ciudad contaba con unos 9000 vecinos. De 1802 a 1805 unas fiebres habían acabado con casi 4000 personas.

Aparte de buscar hospitalización para los heridos y enfermos que traían las tropas francesas, también hubo que dar alojamiento a los soldados y a los oficiales y mandos de su ejército, lo que supuso consecuencias funestas para los palentinos, ya que fueron sometidos a contribuciones especiales para pagar los cuantiosos gastos que ocasionaron. Aparte estaban los inconvenientes causados por la convivencia con los franceses, con continuas quejas, peleas, robos y vejaciones, por lo que muchos ciudadanos abandonaron la ciudad como único medio de alejarse de dichos conflictos.

El 5 de junio de 1808 la ciudad se sublevo contra los invasores franceses, asaltando el convento de San Francisco donde estaban acuarteladas las tropas napoleónicas. Poco duro, ya que el general Lasalle tras acabar con la resistencia de Torquemada, entra en Palencia el 7 de junio con varios batallones provenientes de Burgos y se hace con el mando de la ciudad. Las consecuencias fueron nuevos impuestos y la huida de muchos sublevados por temor a represalias.
A partir de ese momento los palentinos se niegan a colaborar con las tropas invasoras: Por todos los medios posibles tratan de  dificultarles el alojamiento, llegando a confundirles con las direcciones de las calles para librarse de que viviesen en sus domicilios.

Los batallones franceses eran renovados con cierta frecuencia, por lo que sobre todo los oficiales cuando conseguían conocer la ciudad debían abandonarla y así tenían muchas dificultades para encontrar su residencia y si preguntaban a algún vecino, este les daba una dirección errónea.
Ante las quejas de los oficiales franceses, en diciembre de 1808, por parte del corregidor y por orden del ejército francés, se tomó la decisión  de comenzar a rotular las calles y los números de los inmuebles de la ciudad, cosa que ocurrió a partir de 1809. Este hecho fue justificado como un símbolo de modernidad introducida por los franceses en la atrasada España, siendo Palencia una de las primeras ciudades españolas en poner en rótulos el nombre de sus calles y sus números correspondientes.