jueves, 21 de junio de 2018

Las 12 están dando






El reloj de la Puerta del Sol, se ha convertido en el corazón mecánico de los españoles ya que desde su inauguración en 1866, no ha dejado de marcarnos el principio de cada año con sus típicas campanadas. Un reloj con una larga historia ya que se tardó  cuatro años en construir, pero su creador aún tiene una historia más curiosa y aventurera que la del propio reloj.

José Rodríguez Losada nació el 19 de marzo de 1801 en Iruela, una pequeña localidad de la comarca de La Cabrera (provincia de León). A la edad de 17 años se fue de su casa por temor a su padre, ya que estando con el ganado perdió una ternera que después de buscarla apareció muerta. Un arriero le lleva desde Puebla de Sanabria a Extremadura y después de pasar distintas vicisitudes, aparece en Madrid  en 1828 como oficial del ejército.



Huye a Francia desde Madrid recorriendo el trayecto a caballo, perseguido por la justicia por sus ideas liberales. De Francia acaba en Londres, ciudad que recoge a los exiliados españoles de aquellos años y logra un empleo como mozo de limpieza en una relojería. Con una habilidad especial consigue con las maquinarias deshechas y tiradas a la basura componer verdaderos relojes. Poco a poco el maestro relojero ve  su talento, logrando confiar en él hasta llegar a nombrarle oficial relojero.
Al morir el maestro relojero, Losada se hace cargo de la relojería, expandiendo el negocio por España e Iberoamérica, consiguiendo unos relojes y aparatos de medición que son la envidia de los fabricantes suizos.

El reloj de la Puerta del Sol, lo construyó en su taller de Londres y fue un regalo para el pueblo de Madrid ya que no cobró nada por él. Se inauguró el 19 de noviembre de 1886 con motivo del cumpleaños de Isabel II. En una campana hay grabada una dedicatoria a la reina. Es un reloj con una extraordinaria maquinaria de precisión, que a día de hoy funciona igual que cuando se construyó, ya que no dispone de ningún mecanismo eléctrico.

José Rodríguez Losada
Rodríguez Losada contrajo  matrimonio el 18 de agosto de 1838 con Ana Hamilton Sinclair. No tuvo hijos. Falleció, el 6 de marzo de 1870, en Londres dejando una inmensa fortuna que heredaron sus hermanas, un sobrino, así como su médico y sus sirvientes.

En vida, no se olvidó de su pueblo leonés: costeó un nuevo retablo y altar de la iglesia, y también enseñó el oficio a dos de sus sobrinos, que trabajaron para él en la relojería de Londres. Financió al poeta José Zorrilla, el cual en prueba de agradecimiento compuso la obra en verso  “Una repetición de Losada (1859)”. Asimismo, mantuvo su vinculación profesional con España al construir varios relojes importantes: el del Ayuntamiento de Sevilla (trasladado a mediados del siglo XX a la iglesia hispalense de la Concepción), el de la catedral de Málaga y el del Arsenal de Cartagena.