domingo, 11 de octubre de 2020

Ya se van los pastores

 




La necesidad de encontrar pastos frescos, obligó a los rebaños de ovejas a recorrer grandes distancias en la península. A lo largo de los siglos, los pastores  han llevado sus ovejas merinas desde Extremadura a las montañas de León y Palencia y desde la Mancha a Cantabria, Norte de Burgos y Soria. Rápidamente se desarrolló este género de pastoreo que se llama trashumancia, es decir, el traslado de los rebaños de ovejas semestralmente de unas dehesas a otras, de unas regiones a otras.

La lana fue una industria muy próspera a partir de la Edad Media en que el Rey Alfonso X el Sabio en el año 1273  le da un carácter oficial a “El Concejo de la Mesta de Pastores” creado unos años antes,  reuniendo a todos los pastores de León y de Castilla en la Real Sociedad de Ganaderos de la Mesta y otorgándoles importantes privilegios como la exención del servicio militar, de testificar en los juicios, derechos de paso y pastoreo, etc.



Uno de estos privilegios que obtuvo la Mesta fue la concesión de caminos francos para el paso de ganado trashumante llamados Cañadas. La anchura máxima de estas vías pecuarias era de 75 metros, y lo normal era que fuesen de 90 varas castellanas, traducido en metros 72,22.  También según su ancho  se denominaban colada, cordón, cordel y vereda. Por otro lado, en cuanto a la distancia, normalmente no tenían menos de 500 kilómetros y se extendían de norte a sur o de sur a norte. Las cañadas principales que hay en España son: La de la Plata, Cañada Leonesa (Oriental y Occidental), Cañada Segoviana, Soriana (Oriental y Occidental), Cañada Galiana (entre la Rioja y Ciudad Real), Cañada Conquense o de los Chorros y Cañada del Reino de Valencia.

Fue una organización muy poderosa debido a los privilegios que los reyes le concedían, ya que la lana era el principal producto que exportaba Castilla a Europa, por lo que debían fomentar la producción de la misma en detrimento de la agricultura. La rentabilidad de esta actividad exportadora, estimularía la expansión de la ganadería ovina. Es significativo que se constituyera en 1296, es decir, sólo veintitrés años después de la fundación del Honrado Concejo de la Mesta, la Hermandad de la Marina de Castilla, que incluía localidades como San Vicente de la Barquera, Laredo, Guetaria, San Sebastián y Fuenterrabía, esto es, los principales puertos de exportación de lana castellana a Flandes.





El declive de la industria lanar propicio serios problemas, uno de los cuales derivó en la revuelta comunera de Castilla. Por otra parte  al abrirse la opción del comercio atlántico y, sobre todo, tras la llegada de Colón a América, el protagonismo comercial va a pasar al Sur y los puertos del Norte pierden su influencia al igual que muchas ciudades castellanas, impulsando el desarrollo de Andalucía y el estancamiento de la Castilla central. El Concejo de la Mesta dejará de existir con el advenimiento del liberalismo en España, y más concretamente en virtud de la Real Orden de 31 de enero de 1836, convirtiéndose, como ocurrió con otros gremios como el de tejedores, en asociación.  Desde un punto de vista jurídico, la Mesta desapareció en 1836, pero desde un punto de vista socio-económico, la aparición y demanda de lanas sajonas en los años veinte y treinta del siglo XIX, supuso un implacable quebranto para la institución, lo cual condujo a la aniquilación de todo vestigio de esta importante actividad.