Una historia o cuento muy extendido por toda la geografía
española, es el de la ballena que apareció en aguas dulces. Con un posible
origen culto en la literatura antigua, las posteriores versiones fueron
difundidas por la tradición oral.
En varias localidades palentinas se da el mismo relato, siendo
en Marcilla de Campos el lugar en que más ha trascendido dicha historia.
Pues bien, ocurrió en dicho pueblo de Marcilla de Campos
(población que cuenta en la actualidad con poco más de 40 vecinos) que
habiéndose caído un burro a una laguna, su dueño no pudo sacarlo con los
aparejos que llevaba puestos y hubo de dejar allí flotando la albarda (almohadilla
que se pone sobre el lomo de las caballerías para que no les lastime la carga).
Al rato fue un pastor a dar de beber a las ovejas y al ver
flotando aquello, pensó que era un gran animal acuático, posiblemente una
ballena. Se corrió la voz por los alrededores, hasta que el asunto quedo
aclarado al repescar la albarda.
La misma
o parecida historia se cuenta en las poblaciones palentinas de Baquerín de
Campos y Cevico de la Torre, sirviendo para que los del pueblo de al lado se
burlen de sus vecinos. Así en Mazariegos dicen de los de Baquerín: “Rico
Baquerín: ¡Que viene la ballena!”, los de Cubillas de Cerrato
de los de los de Cevico de la Torre: “Rico Cevico, ¡que
viene la ballena!”. Lo mismo ocurre con los de Frómista respecto a los de
Marcilla.
Este
cuento extendido por la península, en la mayoría de versiones el motivo central
se basa en la confusión que lleva a pensar que un objeto o animal arrastrado
por un río o que flota en él (una borrica con su albarda, un gran tronco, una
cuba, etc.) es una ballena, o en algunos casos un gran pez o una gran serpiente.
En muchas
ocasiones, también, se produce la confusión entre la expresión "que va
llena" y "¡qué ballena!", refiriéndose a una cuba arrastrada por
un río durante una riada. Al final no deja de ser motivo de chanza para los que están escuchando dicho relato.
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