En muchos pueblos de España y en especial los de la zona
Norte, llegada la noche de San Juan, se celebraba el rito del “enrame de las
fuentes”. Ya hemos señalado en ocasiones anteriores que en esta noche eran tres
los elementos sobre los que se ejercían todo tipo de rituales: Fuego, Tierra y
Agua.
El agua es un elemento imprescindible de la naturaleza, sin
los arroyos, los ríos, las fuentes y los manantiales toda vida sería imposible,
por eso desde la antigüedad, el agua fue tratada como un bien sagrado por el
hombre.
Nuestra dependencia del agua dio lugar a la aparición de
diversos ritos y cultos que se gestaron en torno a las fuentes y a su condición
de sagradas en muchas religiones, principalmente debido a los dos grandes
valores en los que se sustenta la vida: la salud y la fertilidad. El culto a
las aguas, a las fuentes y a los pozos se mantuvo en la tradición popular de
una manera sorprendente a lo largo de los siglos, acabando incluso por ser tolerado
por el cristianismo.
Las fuentes tuvieron un papel fundamental en el
abastecimiento de agua potable a la población; fueron también auténticos
mentideros, lugares de encuentro y tertulia de los vecinos que acudían con sus cantaros
y cubos a proveerse de agua para el día a día.
Días antes del 24 de junio, la gente solía ir a limpiar
las fuentes, para después construir un ramo adornado con muchas flores y
rematado con varias banderas. Llegada la Noche de San Juan una comitiva formada
por los vecinos del pueblo, portaban el ramo que habían fabricado para la
fuente y cantaban canciones alusivas al ramo y a la Noche de San Juan. Si había
varias fuentes en el pueblo, se recorrían todas, viendo cuál de ellas estaba
mejor adornada. Se bendecía a todos los presentes mojando la planta de la
verbena en el agua de la fuente y salpicando para que el agua protegiera a las
gentes de todo mal.
Finalmente se competía por ver quién era el primero en
beber el agua de la fuente con la llegada de los primeros rayos del sol, en una
tradición ancestral llamada “flor de agua”.
“La flor de agua” se asocia a las aguas de riachuelos y fuentes que reciben los primeros rayos del sol en el amanecer de la noche de San Juan, ya apagada la hoguera y que tiene un poder benéfico y curativo para el que la bebe o se baña en sus aguas.
En algunos pueblos de Asturias las mozas iban a una fuente en la madrugada de
San Juan para coger la flor del agua. La doncella que lograba cogerla obtenía
la seguridad de que se casaría antes de terminar el año. La primera joven que
conseguía coger la flor del agua colocaba en la fuente una rama en señal de que
ya se había llevado esa mágica flor, para que la joven que viniera tras ella viera
la fuente enramada y tuviera que dirigirse a otro manantial que aún estuviese
virgen.
Hoy en día, se siguen engalanando las fuentes la Noche de
San Juan en distintos puntos de España, pero en realidad se
ha convertido en un concurso entre barrios o vecinos por ver quien adorna
mejor la fuente pública más próxima a su vivienda, eso sí por lo menos los
Ayuntamientos han conseguido recuperar la tradición “del enrame de las fuentes”
aunque sea dando premios a los “enrames” más originales y bonitos.
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