Una vez acabado el Carnaval, la Cuaresma ponía el
contrapunto de moderación y penitencia impuesto por la Iglesia a las
bulliciosas fiestas de las máscaras y los disfraces. Comenzaba el miércoles de
ceniza con el acto religioso de recibir la ceniza, rito preparatorio para los
fieles ante la venida de la Semana Santa.
Días de Cuaresma de rezos, sacrificios y misereres, de
desfiles procesionales como los “vía crucis”, de representaciones de pasajes de
la Pasión, de rituales relacionados con elementos primarios (siembra de
determinadas plantas, bendiciones con agua, hogueras pascuales etc.)
La confesión de los pecados en esos días, llegaba a ser
casi una obligación social ya que era
justificada mediante una cédula dada por el párroco o el sacerdote de turno,
que era recogida por el monaguillo junto con una ofrenda de dos huevos por
familia, o sea que el señor cura tenia huevos todo el año.
Este periodo cuaresmal (40 días) se representaba mediante
la figura de una vieja que tenía siete piernas y cargaba los alimentos
permitidos por la abstinencia en una cesta de verduras y un bacalao en la otra
mano. Esta figura era colocada en una pared de las cocinas de las casas y cada
domingo se le cortaba una pierna con el fin de saber las semanas que quedaban
de ayunos y penitencias.
Los
ayunos y abstinencias de comer carne, podían suavizarse e incluso incumplirse
pagando una cierta cantidad a la Iglesia. Así los que tenían el
dinero necesario, adquirían unos documentos pontificios llamados “bulas”
por
medio de los cuales se
libraban
de dichos sacrificios.
La Cuaresma a pesar de ser una época marcada antiguamente
por el ayuno y la abstinencia, también es un periodo relacionado con grandes
tradiciones gastronómicas que han llegado hasta nuestros días.
Quizás el plato más típico a nivel nacional de estas
fechas sea el llamado Potaje de Vigilia, que se hace con garbanzos, espinacas y
bacalao. El bacalao cocinado de diferentes maneras, aparece en todas las
recetas tradicionales de Cuaresma, ya que al estar en salazón se conservaba muy
bien y estaba (hoy en día no tanto) al alcance de casi todo el mundo.
Pero los dulces eran los platos estrella de estas fechas,
especialmente los “buñuelos de viento”, también llamados “Buñuelos de Cuaresma”
y las tradicionales “torrijas”.
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