Queda
poco para carnavales y con ello todo lo que supone fiestas, bailes, diversión y
disfraces antes de que llegue la austera Cuaresma. Justo el día que empieza
esta, se celebra “el Entierro de la Sardina”.
El Entierro de la Sardina consiste en parodiar un
estrafalario cortejo fúnebre formado por una serie de personajes grotescos,
generalmente vestidos de luto riguroso, que desfilan flanqueando un ataúd que
contiene una figura de pez. Se celebra tradicionalmente el miércoles de Ceniza
y en él se entierra simbólicamente al pasado representado por la figura de la
sardina como símbolo del ayuno. Supone el sentir general de que no se terminen los
días de Carnaval, en contraposición a la llegada de la Cuaresma.
Y, ¿porqué se celebra de esta forma? ¿Porqué enterrar una
sardina? Pues parece ser que se debe a
una decisión tomada por el rey Carlos III en Madrid en el siglo XVIII.
Según una leyenda popular (hay otras versiones distintas
sobre el origen de este entierro), a los mercados de Madrid llegó una partida
de sardinas en mal estado. El olor y el hedor que había en la ciudad era
insoportable comenzando incluso a peligrar la salubridad de la población.
Carlos III proclamaría un edicto según el cual todas las sardinas podridas
deberían ser enterradas en la ribera del Río Manzanares.
El lugar exacto del enterramiento no está concretado a
ciencia cierta, pero seguramente fuese cerca de la actual Fuente de los
Pajaritos, en la Casa de Campo, enclave donde las últimas décadas “la Alegre Cofradía del Entierro de la
Sardina” lleva a cabo el final del Entierro de la Sardina en Madrid.
En
fin, un edicto para salvar la salud de los madrileños terminó con el transcurrir
del tiempo convirtiéndose en una tradición del miércoles de Ceniza y del paso
de Don Carnal a Doña Cuaresma.
Aparte de esta leyenda, algunos historiadores señalan que
el origen de la sardina era una loncha de tocino o panceta que comían los
jornaleros y trabajadores a la que llamaban sardina. Enterrarla significaba que
comenzaba el tiempo de Cuaresma en el que estaba prohibido comer carne. Otros
apuntan que la sardina enterrada simbolizaba el ayuno y que escogieron este
pescado porque era lo que se acostumbraba a tomar a media mañana. Sea como
fuere el origen, la parodia y cortejo de este peculiar entierro fue pasando a
las distintas ciudades de España y a algunos lugares de Latinoamérica, llegando
a celebrarse hasta la actualidad.
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