sábado, 27 de octubre de 2018

Llega el Magosto: A la rica castaña





En la antigüedad el fruto del castaño es decir la castaña, fue uno de los pilares de la alimentación de gran parte de los españoles, bien como fruto fresco, seco o molido para hacer harina. Con la llegada del maíz y la patata de América, la castaña perdió protagonismo en la dieta del pueblo, pero hoy todavía sigue siendo un alimento importante sobre el cual se mantienen tradiciones ancestrales.

Al llegar el mes de Noviembre se celebra “El Magosto”, sobre todo en Galicia, Asturias, Cantabria, León, Zamora, Salamanca y Cáceres, aunque con distintos nombres: En Cantabria se llama “Las Magostas “y en Asturias El amagüestu (también llamado magüestu, magostu o amagostu). Parece ser que la palabra “Magosto” significa “hoguera para asar castañas” y procede del latín.

La celebración tiene como componente esencial a la castaña: La gente se reúne al aire libre en torno al asado de castañas. Se festeja que se acaba el tiempo bueno y llega la época otoñal, siendo sus principales protagonistas la castaña como elemento que da la vida y el fuego como elemento que la purifica, lo cual nos lleva a la procedencia de antiguos ritos( quizás al Samhain, la festividad de origen celta más importante del periodo pagano en Europa), siendo adoptados por el cristianismo a su manera, ya que con posterioridad fue asociada a los santos y fieles difuntos, trasladándose y fijándose como fecha de celebración el día 1 de noviembre, sin perder su primitiva concepción de conmemoración de la muerte en el recorrido solar anual.Luego la fiesta se ha ido adaptando a las fechas que mejor han convenido a cada municipio, siempre entre últimos de octubre y primeros de noviembre.

Entre los gallegos, se tiene la creencia de que las ánimas, bajan a calentarse al lado del fuego del magosto. Y cada castaña comida es un alma que se salva.

En Asturias se acompañan las castañas con sidra dulce. Al finalizar, las castañas que sobran se suelen tirar al suelo diciendo: “¡Esto ye pa que xinten los difuntos!” (En castellano, “¡Esto es para que coman los difuntos!”).

En Cantabria, en algunos lugares durante esa noche, se deja el fuego del hogar encendido y algunas castañas asadas en la cocina por si aparecen las almas de los familiares difuntos.

En muchos sitios aparte de las castañas, aprovechando el fuego se asan chorizos y otras viandas y se prueba el vino nuevo. También los mozos se tiznan la cara  y saltan la hoguera. Se come, se bebe y se canta en una fiesta en la que suele haber juegos tradicionales y diversas actividades en grupo.




"No las quiero, no las quiero,
castañas de tu magosto,
no las quiero, no las quiero,
que me saben al chamosco"




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