La Semana Santa de
Medina de Rioseco (Valladolid), goza de una fuerte tradición popular que
se remonta a finales del siglo XV. Cuenta con gran prestigio, ya que sin entrar
en detalles religiosos, es una fiesta llena de un rico patrimonio cultural y
artístico en la que participan todos los riosecanos y está considerada desde hace años de interés
turístico internacional.
La música en la Semana Santa riosecana, tiene su máximo
apogeo, cuando la Banda de Música interpreta “La Lágrima”. Esto ocurre en la
tarde-noche del Viernes Santo en el momento que salen o entran de “la Capilla
de los Pasos Grandes” los dos pasos más voluminosos y pesados de las
procesiones riosecanas: “La Crucifixión” y El Descendimiento”, conocidos
popularmente como “El Longinos” y “La Escalera”.
“La Lágrima”-llamada así por el sentimiento de emoción que deja en los que la escuchan- es en
realidad una marcha fúnebre, dedicada al General Don Leopoldo O’Donnell”
compuesta por Enrique Arbós y Adami, músico militar nacido en Santiago de
Compostela en 1831 y estrenada el 10 de
Noviembre de 1867 por la Banda del Regimiento Infantería Inmemorial del Rey
Nº1, siendo Arbós el Músico Mayor o responsable musical de la misma.
No se sabe con exactitud cuando llegó esta pieza a Medina
de Rioseco, pero los riosecanos la
adoptaron como suya, asociándola al evento más espectacular de su Semana Santa,
la salida de los Pasos Grandes, de forma que la marcha fúnebre parece compuesta
exclusivamente para la salida y recogida de estos conjuntos escultóricos. Tanto
es así que la partitura se adecuó a este instante y en algún momento concreto
se escribió una cadencia final (para así no repetir prácticamente toda la
composición); también se modificó el tempo, interpretándose la obra lentamente
con la finalidad de que la sección viento metal más grave coincidiese con el
momento en que la Cruz del paso del Longinos o el Brazo de Nicodemo comienzan a
traspasar el dintel de la puerta de la capilla; es decir, de algún modo se
ajustó el punto culminante de la pieza al momento crucial de la salida de estos
pasos.
Paso del Descendimiento (Procesión de la Soledad, 1902) |
El pueblo que está espectante enmudece, los cofrades que no van a sacar el paso
quiebran el sonido de los primeros compases de “La Lágrima” mediante abrazos y gritos de ánimo hacia los cofrades que han de sacar a pulso y con mucho esfuerzo,cada uno de los dos
colosales pasos por una estrecha y no muy alta puerta. Los aplausos del
público asistente, tapan la melodía interpretada por la banda y finalmente los
pasos salen al exterior de la capilla, al llamado Corro de Santa María.
“La Lágrima” se encuentra muy difundida entre la comunidad
gremial y se ha convertido en himno del cofrade riosecano, acoplándose diversas
letras de coplas populares a la música de esta marcha fúnebre, como la que ponemos como ejemplo que es la más difundida:
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