jueves, 4 de mayo de 2017

Baile y pandereta




Si hablamos del instrumento de viento que caracteriza a  la música tradicional en Castilla y León, indudablemente tenemos que referirnos a la dulzaina. Pero  en ciertas zonas de la región,  la flauta de tres agujeros o la gaita de fole o de saco han sido los instrumentos  preferidos para tocar por los músicos en los bailes, los cuales constituían la manifestación colectiva más importante que tenían los lugareños  para divertirse y entablar relaciones.

En ciertas comarcas estos instrumentos de viento tuvieron poca o nula presencia, es el caso del Norte de las provincias de León, Palencia y Burgos. Los pueblos y pequeñas localidades norteñas de Castilla y León, tenían dificultades para contar con músicos profesionales para el baile, principalmente por carecer de recursos económicos para su contratación y por el aislamiento natural  en que se encontraban dichas localidades debido a su situación geográfica. Así que los vecinos y vecinas tuvieron que  buscarse sus propios recursos musicales para poder amenizar el baile.

La pandereta fue sin duda la reina de estos bailes, casi siempre ligada a la mujer, aunque en algún caso aislado era tocada por el hombre. Con el nombre de "tocadoras o pandereteras" se conoce a las intérpretes de dicho instrumento de percusión, muchas de ellas ya desaparecidas y herederas de una larga tradición que pasaba de abuela a nieta o de vecina a vecina.

En la zona Norte de Palencia y en las comarcas cántabras de Campoo y Liébana, la pandereta era acompañada por el tambor o caja. Esta combinación instrumental era ejecutada por la mujer a la pandereta y el hombre el redoblante del tamboril. Generalmente en el baile se interpretaban ritmos de baile "a lo ligero", también llamado baile "a lo alto" o  "a lo agudo", que según muchos autores originaria su denominación en los siglos XV y XVI y consistía en ejecutar la danza saltando y brincando, es decir, levantando los pies del suelo. En contraposición a estos ritmos estaban los llamados bailes "a lo pesao", "a lo bajo" o "a lo llano", bailes que se realizaban deslizándose suavemente o sea sin levantar los pies del terreno.


Así pues, estas mujeres además de ejercer como madres y esposas y hacer los trabajos de la casa y del campo, sacaron tiempo y se esforzaron en deleitar a sus vecinos con la pandereta, para que pudieran disfrutar de las sesiones de baile en el pueblo.




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