Las
fiestas de San Antolín en Palencia, cuentan en sus pasacalles con varias figuras emblemáticas para los
chiguitos y personal en general. Son los Gigantes y Cabezudos que a ritmo de
dulzaina y tamboril bailan y animan las
mañanas de las ferias. Cada día de fiestas después del cohetón sale del Ayuntamiento
seguido de multitud de niños y mayores la comitiva que integran los gigantes (el rey,
la reina, el palentino y la palentina) y sus cabezudos, bailando al son como
hace más de 20 años, de los Dulzaineros de Campos. Anteriormente acompañaron
con su música a estos gigantes y cabezudos Darío Torres y Artemio Antolín o los
hermanos Ángel y Constancio Villota más conocidos como “Los Melgos”
La
incorporación a los programas de festejos de estas figuras, tanto en Palencia
como en otras ciudades, parece que es tardía y sus antecedentes más cercanos en
el tiempo hay que buscarlos en representaciones simbólico-religiosas asociadas
a procesiones como la del Corpus Christi.
La
aparición de los gigantes en las procesiones de Corpus Christi ya está documentada
desde el siglo XIV. Estas figuras y sus bailes se extendieron por toda España a
partir de los siglos siguientes, especialmente a partir del siglo XVI. El esplendor de estas celebraciones
procesionales lleva consigo un desarrollo importante de estas figuras
simbólicas, que son ataviadas de acuerdo con la moda imperante durante los
siglos XVI y XVII.
Son muchos los ejemplos de bailes de gigantes,
ligados a la festividad del Corpus, que aparecen en Castilla y León,
especialmente en las capitales de provincia, aunque también en pueblos con
cierta importancia. Carlos III juzga irrespetuosa su aparición en actos
religiosos y decide suprimirlas por real
Orden de 10 de Julio de 1780. Con el transcurrir de los años estos gigantes
casi desaparecen, pero con el triunfo español sobre las tropas napoleónicas
encontraron un motivo de alborozo
callejero y rechazo público al francés invasor y volvieron a salir en numerosas
ciudades en las fiestas del patrón, visitas reales y otras solemnidades de
carácter civil. A partir de la segunda mitad del siglo XIX se suelen
representar parejas de aldeanos ataviados a la antigua usanza. Es el caso del
palentino y la palentina o el más que conocido de Los Gigantillos de Burgos,
pareja de aldeanos en tono burlesco, de finales del XIX. También fue común
representar, con los gigantes, los distintos continentes conocidos.
Bailes
propios de gigantes aparecen en el repertorio de muchos cancioneros
castellano-leoneses. Entre ellos, Guzmán Ricis, el maestro palentino, recogió
el siguiente:
Los gigantones madre,
el día del Señor
como son tan
grandones
tocan el zarambombón.
La letra hace referencia al zarambombón, que es
la denominación popular que se ha dado a una de las campanas de la catedral de
Palencia.
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