El 28
de Marzo de 1942 moría en la cárcel de Alicante el poeta del pueblo, Miguel
Hernández.
Su vida
después de acabada la guerra civil fue un ir y venir de una prisión a otra.
Entre estas estuvo en la de Palencia en el Otoño de 1940.
Miguel
Hernández fue trasladado a Palencia desde
la cárcel madrileña de Conde de Toreno durante las jornadas del 22 al 23
de Septiembre de 1940.Hacia pocos meses que
le habían conmutado la pena de muerte por la de reclusión a 30 años de
prisión.
El
traslado desde Madrid a Palencia fue realizado en un tren de mercancías. Eran
un número cercano a los doscientos presos políticos, hacinados sobre la paja
esparcida por los vagones. Llegaron a tardar dieciséis horas en efectuar el
viaje.
Cuando
pisaron suelo palentino fueron conducidos hacia las afueras de la ciudad hasta
llegar a la Prisión Provincial, la cual al inicio de aquel Otoño de 1940 tenía
una población reclusa de más de un millar de presos, muy superior a la
capacidad para la que estaba destinada, por lo cual es fácil pensar en las
condiciones de vida de los mismos, cuando en la mayoría de los casos, eran diez
o doce los reclusos alojados en una celda.
Como
consecuencia de este hacinamiento, la dirección de la Prisión Provincial no
pudo hacer cumplir a los recién llegados con el obligado periodo de aislamiento
al que solían ser sometidos cuando se procedía al traslado de un preso de una
prisión a otra.
Durante
su estancia en Palencia, Miguel Hernández escribió a su esposa Josefina un
total de nueve tarjetas postales, una por semana que era lo que les estaba
permitido. En la primera fechada el 24 de Septiembre le comenta a su mujer que
ha venido a un buen lugar, que su situación mejora con este traslado, que de
momento no hace frio y que el pan es bueno pero escaso.
Durante
su estancia en la cárcel de Palencia, frecuentó mucho la biblioteca y leyó
bastante, pero parece que su actividad creativa como poeta fue escasa. También
se sabe que ejerció de profesor en algunas de las clases que se organizaron en
la cárcel. Los datos con los que se cuenta de su paso por la prisión palentina
son pocos y confusos, pues en las cartas que escribió desde aquí dice muy poco
de la vida carcelaria en esta ciudad. Hay que tener en cuenta que las cartas de
los presos estaban sometidas a una férrea censura por parte de las
instituciones penitenciarias.
El 24
de noviembre, Miguel Hernández salió escoltado de la prisión de Palencia hasta
la estación del ferrocarril para coger el tren que le llevaría a Madrid. En
Madrid estaría de paso en la cárcel de Yeserías y de aquí pasaría a la de
Ocaña.
Antigua Prisión Provincial de Palencia |
La
antigua cárcel palentina ha sido remodelada y ahora es un centro cultural
llamado LECRAC (Cárcel escrito al revés) y que paradojas de la vida y por
imposición del PP alberga entre otras cosas, el Museo y Archivo de la
Policía Nacional. Varios colectivos han rechazado esta imposición y están
luchando para que esta emblemática cárcel, símbolo de la represión franquista durante la Guerra Civil y
los casi 40 años de dictadura,
se denomine Centro Cultural Miguel Hernández en reconocimiento al escritor que pasó
por los barrotes de esta prisión.
Para
saber algo más de la estancia del poeta en la prisión palentina recomiendo leer
el libro de Julián García Torrellas “Miguel Hernández en la cárcel de
Palencia”, del cual he cogido varios fragmentos para este texto.
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