viernes, 27 de marzo de 2015

Cojoncio y otros cuantos más





Ya se sabe que lo de poner nombres a los niños ha estado relacionado con las modas, las costumbres y los tiempos. Nombres comunes hace unos años como José, Antonio, Carmen o María han sido sustituidos por Iker, Cristian, Jennifer o Lorena.

En la provincia de Palencia-y en muchas partes de España-  hasta hace unos años existía  la costumbre de poner nombres que se identificaban generalmente con el santoral del día  del nacimiento o con los de los familiares (padres, abuelos, padrinos etc.). En muchos casos los sustantivos adjudicados eran bastante “sonoros”, la mayoría provenientes de culturas pasadas, con raíces romanas, celtas, visigodas…..

El poeta Rafael Alberti cuenta en un pasaje de su libro autobiográfico “La arboleda perdida”, el curioso descubrimiento que hizo por tierras palentinas halla por mayo de 1928 junto con  Carlos Gardel, del nombre Cojoncio y  algunos otros más:

 “Con él (con Carlos Gardel) salimos aquella misma madrugada para Palencia. Una breve excursión, amable, divertida. Gardel era un hombre sano, ingenuo, afectivo. Celebraba todo cuanto veía o escuchaba.
Nuestro recorrido por las calles de la ciudad fue estrepitoso. Los nombres de los propietarios de las tiendas nos fascinaron. Nombres rudos, primitivos, del martirologio romano y visigótico. Leíamos con delectación, sin poder reprimir la carcajada: “Pasamanería de Hubilibrordo González”; “Café de Genciano Gómez”; “Almacén de Eutimio Bustamante”; y éste sobre todos: “Repuestos de Cojoncio Pérez”. Un viaje feliz, veloz, inolvidable.
Meses después, ya en Madrid, recibí una tarjeta de Gardel fechada en Buenos Aires. Me enviaba, con un gran abrazo, sus mejores recuerdos para Cojoncio Pérez. Como a mí, era lo que más me había impresionado en Palencia.”





Y no me extraña de que quedaran impresionados, en la Calle Mayor de la capital palentina, podíamos encontrar hace unos cuantos años a dueños de comercios con nombres como:
Venerando,Tarasio,Ursicio,Taciano,Agricio,Emerenciano,Arístides,Parisio,Acisclo,Arquelao,Asurio,Alipio,Onofre,Antimo,Ponciano,Fe-lino,Magnérico,Diocleciano,Tarsilio,Vivencio,Baudelio,Rufilo……
Y entre las mujeres comerciantes Filomena, Venancia, Ezequiela, Crescencia, Generosa, Prepedigna, Alodia, Olegaria, Eudosia, Balbina, Zoe, Saturnina…


Y  palentinos ilustres  como Abilio Calderón natural de Grijota que llego a ser ministro de Fomento y ministro de Trabajo, Comercio e Industria durante el reinado de Alfonso XIII.,  Asterio Mañanós nacido en Palencia, pintor costumbrista o Sinesio Delgado, de Támara de Campos, escritor y fundador de la Sociedad General de Autores, han llevado  puestos estos nombres  tan peculiares.
En el pueblo de Lantadilla, -no podemos precisar la época-, el ayuntamiento estaba integrado por el alcalde y concejales que llevaban estos nombres: Atanasio, Laudelino, Graciliano, Olideo, Orosio, Tirso, Firmino y Barcaan.
Otros nombres singulares que nos llaman la atención y que sabemos que han llevado gente de por aquí son: Benilde, Restituta, Hirmina, Zósimo, Ausencio, Metodio, Astrengildo, Teodulfo, Estilita, Edita, Posidio, Eudacto, Virinia…..Por cierto,  sobre esta última sabemos que hubo una maestra con ese nombre en Palencia y aún se recuerda el dicho: “Eres más rara que Doña Virinia”

Así pues, podemos decir que a los palentinos se  les conocía por sus nombres, unos nombres que eran "raros", "sonoros", "curiosos" y “ contundentes”.











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