Ya se sabe que lo de poner nombres a los niños ha estado
relacionado con las modas, las costumbres y los tiempos. Nombres comunes hace
unos años como José, Antonio, Carmen o María han sido sustituidos por Iker,
Cristian, Jennifer o Lorena.
En la provincia de Palencia-y en muchas partes de España- hasta hace unos años existía la costumbre de poner nombres que se
identificaban generalmente con el santoral del día del nacimiento o con los de los familiares
(padres, abuelos, padrinos etc.). En muchos casos los sustantivos adjudicados
eran bastante “sonoros”, la mayoría provenientes de culturas pasadas,
con raíces romanas, celtas, visigodas…..
El
poeta Rafael Alberti cuenta en un pasaje de su libro autobiográfico “La arboleda
perdida”, el curioso descubrimiento que hizo por tierras palentinas halla por
mayo de 1928 junto con Carlos Gardel,
del nombre Cojoncio y algunos otros más:
“Con él (con Carlos
Gardel) salimos aquella misma madrugada para Palencia. Una breve excursión,
amable, divertida. Gardel era un hombre sano, ingenuo, afectivo. Celebraba todo
cuanto veía o escuchaba.
Nuestro recorrido por las calles de la ciudad fue
estrepitoso. Los nombres de los propietarios de las tiendas nos fascinaron.
Nombres rudos, primitivos, del martirologio romano y visigótico. Leíamos con
delectación, sin poder reprimir la carcajada: “Pasamanería de Hubilibrordo
González”; “Café de Genciano Gómez”; “Almacén de Eutimio Bustamante”; y éste
sobre todos: “Repuestos de Cojoncio Pérez”. Un viaje feliz, veloz, inolvidable.
Meses después, ya en Madrid, recibí una tarjeta de Gardel
fechada en Buenos Aires. Me enviaba, con un gran abrazo, sus mejores recuerdos
para Cojoncio Pérez. Como a mí, era lo que más me había impresionado en
Palencia.”
Y no me
extraña de que quedaran impresionados, en la Calle Mayor de la capital
palentina, podíamos encontrar hace unos cuantos años a dueños de comercios con
nombres como:
Venerando,Tarasio,Ursicio,Taciano,Agricio,Emerenciano,Arístides,Parisio,Acisclo,Arquelao,Asurio,Alipio,Onofre,Antimo,Ponciano,Fe-lino,Magnérico,Diocleciano,Tarsilio,Vivencio,Baudelio,Rufilo……
Y entre
las mujeres comerciantes Filomena,
Venancia, Ezequiela, Crescencia, Generosa, Prepedigna, Alodia, Olegaria, Eudosia,
Balbina, Zoe, Saturnina…
Y palentinos
ilustres como Abilio Calderón natural de Grijota que llego a ser ministro de
Fomento y ministro de Trabajo, Comercio e Industria durante el reinado de
Alfonso XIII., Asterio Mañanós nacido en Palencia,
pintor costumbrista o Sinesio
Delgado, de Támara de Campos, escritor y fundador de la Sociedad General de
Autores, han llevado puestos estos
nombres tan peculiares.
En el pueblo de Lantadilla, -no podemos precisar la época-, el ayuntamiento estaba integrado por el alcalde y concejales que llevaban estos nombres: Atanasio, Laudelino, Graciliano, Olideo, Orosio, Tirso, Firmino y Barcaan.
En el pueblo de Lantadilla, -no podemos precisar la época-, el ayuntamiento estaba integrado por el alcalde y concejales que llevaban estos nombres: Atanasio, Laudelino, Graciliano, Olideo, Orosio, Tirso, Firmino y Barcaan.
Otros nombres singulares que nos llaman la atención y que
sabemos que han llevado gente de por aquí son: Benilde, Restituta, Hirmina, Zósimo, Ausencio, Metodio, Astrengildo, Teodulfo,
Estilita, Edita, Posidio, Eudacto, Virinia…..Por cierto, sobre esta última sabemos que hubo una
maestra con ese nombre en Palencia y aún se recuerda el dicho: “Eres más rara que Doña Virinia”
Así pues, podemos decir que a los palentinos se les conocía por sus nombres, unos nombres que
eran "raros", "sonoros", "curiosos" y “ contundentes”.
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