Una
aleluya es una serie de estampas, acompañadas de unos versos pareados al pie.
Parece ser que surgieron en Francia en el siglo XVI con temática principalmente
religiosa. Se las considera un precedente de la historieta, cuando no una modalidad
de ella.
En
España se popularizaron en el siglo XVIII y en el XIX. La aleluya (“auca” en
catalán) es una hoja de papel, generalmente de 420 mm x 305 mm, en la que van
impresas 48 viñetas cuadradas, en 8 filas de 6 viñetas cada una, que tratan de asuntos
varios, o que relatan una historia o un asunto determinado. Combinaban grabados
y texto para facilitar la comprensión, estaban destinadas a una lectura rápida
y eran baratas. Fue un género muy difundido de la literatura de cordel. En
grandes cartelones se podían ver dibujos bastantes simples acompañados de unos versos.
El mendigo recitaba, los espectadores reían y pagaban. Trataban temas tan
variados como la zoología, la historia, la vida de los santos o las suertes de
toros. Bastantes reproducían diversos tipos del mundo, de ciertos países en
particular, o de regiones españolas, todos vestidos con el traje propio de su
tierra. Las vendían los ciegos y tullidos a un público lector humilde, y su
precio y el que se pudieran adquirir por calles y plazas las diferenciaba de la
producción literaria vendida en las librerías.
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