En
la Edad Media, los tributos a los
señores se solían dar en especie, en muchos casos lo más corriente era pagar
con gallinas.
En la
localidad de Alar del Rey, existió un señor feudal, el Señor de Nogales, que
tenía una fuente dentro de sus posesiones y obligaba a los vecinos de la Villa
a pagar con una gallina y 2 libras de lino por hacer uso de dicha fuente.
Pero
ocurrió que la fuente se secó, y claro
los vecinos dejaron de coger agua de la fuente y de dar el tributo de la
gallina a su señor, pero este no conforme con esta situación exigía el pago de
la gallina alegando que él no tenía la culpa de que la fuente se hubiese
secado.
A pesar
de los castigos y amenazas, la gente del pueblo no pagaba y el Señor de Nogales pensaba que la fuente volvería a
dar agua con la llegada de las lluvias y las nieves. Pero fue pasando el
tiempo y la fuente seguía sin manar, los
vecinos bebían agua de otras fuentes y usaban la del rio Pisuerga para lavar.
Pasaron
los años y la fuente seguía sin dar agua, hasta que un día el señor feudal
murió. Y ese mismo día alguien apareció gritando: “La Fuente de la Gallina ha
vuelto a dar agua”. Todos se dirigieron al lugar y vieron con sus propios ojos
como de nuevo salía el agua de la fuente. Parecía que la fuente había estado
esperando a que desapareciera el tirano para volver a manar agua.
Y así
la Fuente de la Gallina volvió a ser la fuente del pueblo y en la actualidad
sigue dando agua, eso sí con un entorno distinto al de la Edad Media: En un
estanque natural de forma ovalada con ocho pequeños manantiales, una fuente
manual de palanca con bancos y mesas de madera a su alrededor. Además se ha
colocado un panel con amplia información del lugar, especialmente para hacer
rutas y visitar los paisajes que nos ofrece el Pisuerga y el nacimiento del
canal de Castilla.
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