Carretero maragato |
“En las arenas bailan los remolinos
el sol juega en el brillo del pedregal
y prendido a la magia de los caminos
el arriero va, el arriero va”
Así
comenzaba la canción “El arriero” de Atahualpa Yupanqui, que cantaron entre
otros Mocedades y Jorge Cafrune. Y es que sobre arrieros y carreteros se ha
escrito mucho y se ha cantado bastante, y hasta hay una zarzuela llamada “El
cantar del arriero”.
El
diccionario nos dice que arriero es el que trajina con bestias de carga y que
carretero es la persona que conduce carros o carretas o las fabrica.
El
arriero o carretero realizaba el transporte de todo tipo de mercancías antes de
que el ferrocarril y los camiones hicieran su aparición.
Con una
reata de mulas, machos o asnos o con una carreta tirada por mansos bueyes, recorría
toda la península, llevando cargamentos de pescado, vino, cereal, madera, conservas
etc., desde los puertos hacia el interior y desde los puntos de producción
hacia los de consumo.
El
nombre de arriero viene de la voz con que se “entendían” con su ganado de tiro,
¡Arre!, voz conocida universalmente y que es atendida y obedecida por los
animales.
Era un
noble oficio, cargado de tradición, de hombres rudos curtidos al sol,
conocedores de mil caminos, rutas y veredas, de vida sacrificada, siempre al acecho
de los asaltantes de caminos, acostumbrados a dormir a la intemperie vigilando
sus carretas y a pasar largas temporadas lejos de sus hogares. Quizás por esta
vida tan dura y austera han llegado hasta nosotros las expresiones: “Juras más
que un carretero” y “fumas más que un carretero”
Actualmente
nos quedan muchos testimonios que nos recuerdan estos oficios, pues no es raro
transitar por caminos de herradura y veredas que fueron pisadas por ellos, y
comer o pernoctar en ventas y posadas que en su día acogieron a estos
carreteros.
"Arriero es mi amante
con cinco mulas
tres y dos son del amo
las demás suyas"
Fuentes: Revista de Folklore nº237 Valdivieso Arce Jaime L.
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