Antes de empezar a jugar a los juegos tradicionales, los
chiguitos procedían a echar a suertes
para elegir los jugadores que componían los equipos o para designar a aquellos sobre los que recaía una función
especial en el juego.
Generalmente, se echaba a suertes con unas retahílas que
eran una especie de juego que precedían y anunciaban el juego principal al que se iba
a jugar. La base de estas retahílas solía ser caprichosa y muchas veces sin
sentido, como corresponde a los juegos en edades infantiles, eso sí, con un
ritmo acentuado y muchas veces recitado o cantado, con una buena dosis de
disparates.
estaba
la reina en su gabinete
vino
Gil apagó el candil
candil
candilón, civil y ladrón
-Debajo
de un puente
había
un penitente
fue
Jaimito tocando el pito
tócalo
bien que viene el coronel
tócalo
mal que viene el capitán
En las
retahílas, cada palabra o a veces cada sílaba correspondía a una persona. Se
sorteaba en sentido de las agujas del reloj, aplicándose a cada jugador, la palabra o el conjunto de
sílabas en que se desglosaba cada retahíla.
Si las
retahílas son alargadas, suele corresponder al principio una palabra o incluso
un verso por persona, para ir, poco a poco, menguando, hasta que llega a
corresponder finalmente una sílaba.
Algunas
retahílas gozan, paralelamente, de un carácter de trabalenguas, uniéndose así
junto a la función ritual de echar a suertes, la educativa de agilizar el
desarrollo verbal.
-Pon panate
puta pi,
tape, tape, nuse,
pon panate,
puta, pi,
tape, tape, ti.
- Un
gato se cayó a un pozo,
las tripas le hicieron ¡plaf!
Arre, moto, piti, moto,
arre, moto, piti, pa.
Como las
retahílas de echar a suertes han ido pasando de generación a generación, de
boca en boca (tradición oral), hay bastantes diferencias entre unos lugares y
otros, aunque la base sea la misma. Veamos un ejemplo:
En Asturias: En Madrid:
“Pito,
pito, gorgorito “Pinto,
pinto, gorgorito
dónde vas
tu tan bonito saca
la vaca de veinticinco
a la acera
verdadera ¿En qué lugar? En Portugal
toma
esta flor y afuera” ¿En qué calleja? En la Moraleja
esconde la
mano
qué viene
la vieja”
En León: En Aragón:
“Pinto,
pinto, gorgorito “Pito,
pito, colorito
vende las
vacas a veinticinco, dónde
vas tu tan bonito.
y los
bueys a veintiséis, A
la acera verdadera
y saben
arar, retejar pin, pon, fuera”
dar la
vuelta a la redonda
Periquito
que se esconda”
Después de
echar a suertes se comenzaba a jugar, y entre juego y juego los niños y niñas
aprendían a convivir y organizarse en grupo, lo contrario de lo que ocurre ahora desde que llegaron las
“pleiesteision”….
Fuentes:
Colección de juegos infantiles: Echar a suertes de Víctor Manuel López López,
Internet
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