En
estos días de Febrero vemos como las carreteras están colapsadas por los
tractores de los agricultores y ganaderos manifestándose por lo que consideran
justas reivindicaciones: la rebaja de las exigencias de la Política Agraria Común (PAC), el cumplimiento
de la ley de la cadena alimentaria, el mantenimiento de la rebaja de impuestos
del gasóleo agrícola y ayudas por la sequía que sufre España. Unas movilizaciones que en algunos de los
casos tienen un claro matiz político contra los actuales gobernantes, dándose
el caso de que muchas no están autorizadas, siendo dirigidas por organizaciones
de extrema derecha que no cuentan con el
consentimiento de los sindicatos agrarios.
Estas
protestas del mundo rural tuvieron mucho auge durante los últimos años del
franquismo y los primeros de la Transición, si bien algunas reivindicaciones
coinciden con las actuales, la mayoría eran distintas a las que se piden ahora.
La situación social y política era completamente diferente a la que hay en la
actualidad
Durante los últimos años del franquismo se sucedieron
numerosos conflictos agrarios, entre los que destacaron las conocidas como
“guerras agrarias”, que eran conflictos de ámbito comarcal o regional
originados por el precio y/o las condiciones de venta de determinados productos
agrarios. Así, en 1973 se produjo la “guerra del pimiento” en la ribera del
Ebro y la “guerra del tomate” en la ribera de Navarra; entre 1973 y 1974 la
“guerra de la leche” en Navarra, País Vasco, La Rioja y Cantabria; en las
campañas de 1974 y 1975 la “guerra del espárrago” en Navarra y La Rioja y
conflictos por el aceite en Lérida; en el verano de 1975 la “guerra del tomate”
en Extremadura;…. En Castilla, destacaron los conflictos relacionados con el
cultivo de la remolacha que se produjeron entre 1973 y 1975 en Burgos, Palencia,
Zamora y Valladolid donde, bajo el lema
“NO SEMBRAR REMOLACHA”, se sucedieron protestas más o menos espontáneas
(denuncias, plantes,…) que tuvieron su máxima expresión en una manifestación de
cultivadores celebrada en Zamora.
La
concienciación de los pequeños agricultores fue aumentando rápidamente como
consecuencia de la penuria de los precios agrícolas. Las organizaciones
agrarias crecieron con fuerza y las “guerras agrarias” y las “tractoradas” se extendieron
por toda la geografía española con la gran movilización nacional de la llamada
“guerra de la patata”: A partir del 28
de febrero de 1977 salieron a la carretera más de 100.000 tractores en 28
provincias, destacando Logroño, Álava, Palencia y Navarra.
La movilización supero todas las expectativas una vez
iniciadas las protestas, los agricultores fueron más allá de las demandas
exclusivas sobre el problema de la patata y expusieron otras reivindicaciones equiparables al resto de los sectores laborales: una
política de precios entendida como «salario justo», prestaciones de la
Seguridad Social para equipararse con los trabajadores de otros sectores, y una
reforma sindical del campo tendente a la configuración de un sindicalismo de
clase, democratizando los organismos de representación agraria heredados
del franquismo: Hermandades Locales de
Agricultores y Ganaderos y la COSA (Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias).
Algunas de esas reivindicaciones, no se han resuelto todavia en el campo español: la mayoría de los
agricultores siguen vendiendo a pérdidas ante el abuso de las cadenas de
alimentación, que son las únicas que les compran de manera masiva y fijan los
precios de los productos. Luego las ayudas no van a parar al que trabaja el
campo sino a los grandes terratenientes que explotan al que trabaja sus
tierras.
El grupo
de folk “La Fanega”, supo expresar en varias de sus canciones las
reivindicaciones del campo en aquellos años de finales de los setenta.
Fuentes:Movilización y protestas agrarias de Jesús A. Redondo Cardeñoso
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