miércoles, 17 de mayo de 2023

¡Que llueva que llueva!

 


A pesar de los negacionistas, el cambio climático es una realidad y cada día que pasa vemos como esta situación repercute en nuestras vidas. Lo más agobiante es la escasez de agua, principalmente debido a la falta de precipitaciones.

La falta de lluvia ha ocurrido a lo largo de la historia, años en los que la sequía dejaba su huella principalmente sobre las cosechas de nuestros campos. Esto propició  que se creasen ritos religiosos con carácter agrario, manifestaciones de fe colectiva en forma de procesiones implorando agua para regar los cultivos. A estas plegarias se les llama “rogativas”.En una forma general, una rogativa es una oración pública para pedir a Dios u otra divinidad que intervenga ante una necesidad grave colectiva.

Estas rogativas no dejaban de tener un carácter mágico revestido con las formas propias del cristianismo: Uno de los cometidos que se encargaba en la antigüedad al mago de la tribu era asegurar que lloviera, porque sabían que el agua era esencial para su existencia.(No olvidarse que en las culturas primitivas se adoraba a los fenomenos naturales como la lluvia, el sol,los truenos etc..). El rol del hacedor del agua en el cristianismo lo asumió en parte el cura y en parte la representación de imágenes sagradas: Un Cristo, una Virgen o un Santo.

Estas imágenes generalmente eran llevadas por el pueblo en devotas procesiones repitiendo populares letanías o entonando sencillos cantos fervorosos para pedir la tan ansiada lluvia. A veces cuando no eran atendidas sus suplicas, se llegaba al extremo de tirar la imagen al rio.

 

“No he visto gente más bruta

que la gente de Alcocer,

que echaron el Cristo al río

porque no quiso llover.”

(Copla de la Alcarria)

 

Así pue tenemos dos formas tradicionales de rogativas: Las que se hacían en forma de letanias acompañando a la procesión y las compuestas específicamente en forma de poemas dirigidas a  los diferentes santos, vírgenes y cristos de cada lugar. Uno de los santos a los que más se acude para suplicar que llueva es a San Isidro, patrono de los labradores que además fue zahorí y pocero, es decir buscador de agua: "San Isidro Labrador, pon el agua y quita el sol".

 Otro santo al que también se le implora  mucho para que llueva es a San Marcos:

 

Que llueva, que llueva

la Virgen de la Cueva.

Los pajarillos cantan,

las nubes se levantan,

que sí, que no,

que llueva un chaparrón,

con azúcar y turron.

Agua San Marcos,

rey de los charcos,

para mi triguito

que está chiquitito,

para mi cebada,

que ya está granada,

para mi aceituna

que ya tiene una,

que sí, que no.....

 

En fin, que con creencias o no creencias mágicas o religiosas, lo importante es que llueva y que seamos responsables con el uso del agua, mirando hacia el futuro, para dejar un mundo en el que se pueda vivir sin tener que estar agobiados por la escasez de un bien tan preciado como es el agua.




 






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