El camino de Santiago está lleno de figuras esotéricas,
ritos y simbología relacionada con antiguas creencias incluso anteriores al
cristianismo. Uno de estos símbolos es el de la Pata de Oca, usado por los maestros
canteros y constructores de Iglesias y Catedrales.
Las ocas en la antigüedad eran las guardianas de las
casas, alertaban de intrusos –Securitas Direct no existía- con el escandaloso
ruido que producían. Eran consideradas animales divinos y usados como símbolo
por la Orden de los Templarios: Era animal acuático, terrestre y aéreo y
representa los tres colores básicos del Temple, el blanco de las plumas, el
negro de la carne y el rojo de la sangre.
Los templarios después de asentarse en los caminos de
Jerusalén, se establecieron en la Península Ibérica, sobre todo en el trazado
del Camino de Santiago, ejerciendo como gestores directos de buena parte del
camino y como protectores de los peregrinos haciendo una función policial.
Mandaron construir grandes edificaciones como por ejemplo La Iglesia fortaleza
de Santa María la Blanca en Villalcazar
de Sirga, una imponente construcción entre el románico y el gótico que
servía como templo y como defensa de los
habitantes. En Ponferrada construyeron un gran castillo bajo el mandato de
Fernando II de León.
El inocente juego de la Oca no es otra cosa que un plano
encriptado del Camino de Santiago. En él se simbolizan las vicisitudes que
puede encontrar el peregrino a lo largo del trayecto: Los puentes, el pozo (La
tentación del pecado), La muerte rondando al peregrino, la posada como símbolo
de hospitalidad jacobea etc…
La pata de oca está presente en diferentes marcas de
cantero en el camino, bajo relieves en los templos y en crucifijos como los de
Puente la Reina, Eunate o Carrión de los
Condes, Cristos en los que del travesaño central vertical surgen dos ramas en
forma oblicua asociadas al árbol de la vida.
Un buen rastro de estos símbolos de Pata de Oca se
materializan en simples marcas en piedras y muros del camino y en grandes
Iglesias y construcciones, sirviendo de información al peregrino como puntos de
referencia que tenían que ser localizados pues no existían ni mapas ni guías.
Un legado que nos dejó aquella casta de monjes guerreros que tras tener dos
siglos de gloria fueron proscritos y ejecutados por aquella iglesia que juraron
defender.
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