Los carnavales que hoy conocemos poco tienen que ver
con los antruejos y carnestolendas de antaño.
La definición de antruejo y carnestolendas
hace referencia a los tres días anteriores a la entrada de la Cuaresma, días de
bullicio, mascarada, jolgorio, diversión, carnalidad, picaresca, etc.
La
palabra carnaval se tomaría del concepto cristiano de la fiesta (validez de la
carne ante la Cuaresma), ya que partiendo de una idea semejante se forman dos
grupos: el de las Carnestolendas tiempo de privación de carne (tollere)
en latín, y obligación de ayuno; y el de Antruejo y otras acepciones similares
en portugués y gallego, como tiempo previo a la Cuaresma y por lo tanto de
permitido consumo carnal.
Carnestolendas
se menciona como palabra usada por los mozárabes y por los cortesanos castellanos
ya en el siglo XIII con pequeñas variantes. Posteriormente en el siglo XIV se
usa el término “carnal” para designar a estas celebraciones, derivando a lo
largo del XVI hacia el término carnaval de clara procedencia italiana “carnevale
“.
En
cuanto a la palabra Antruejo , entroido, entrudo etc , tan
común en viejos textos literarios y con curiosas variantes dialécticas que aun
en nuestros días se conservan ,se ha visto como descendiente directo de la
palabra latina "introitus".
Las
fiestas de carnaval tienen componentes reivindicativos, críticos y burlescos
mantenidos a lo largo de los siglos con las lógicas transformaciones de modas y
nuevas costumbres, sorteando prohibiciones e impedimentos impuestos por la
Iglesia y los gobiernos, especialmente durante la dictadura de Franco.
El pueblo decidió dar rienda suelta a sus instintos y desahogarse
comiendo, bebiendo, bailando y fornicando. Luego vendría la Cuaresma con días
de ayuno, oración y mortificación.
Lo que parece claro, es que nuestro carnaval hereda
muchos componentes de algunas fiestas romanas y medievales tales como inversión
de papeles en la sociedad, días dedicados a mujeres, hombres, quintos o mozos,
aparición de personajes peculiares (botargas, zancarrones, cipoteros, peropalos
y un largo etc.)
La opinión generalizada entre los estudiosos de los
ritos y las fiestas, es que este tiempo de antruejo o carnestolendas coincide
básicamente con el ciclo festivo de invierno, es decir que el carnaval no
empezaba el jueves anterior al domingo gordo (jueves lardero) y acababa el miércoles de ceniza, sino que el
periodo carnavalero comenzaba más o menos en torno a las fiestas de San Antón (“Por
San Antón carnestolendas son”) y se prolongaba incluso hasta días después de la
Cuaresma (Domingo de Piñata).
Lamentablemente
los tiempos modernos han convertido muchos carnavales españoles en un desfile
de carrozas con sus correspondientes bailarines y bailarinas acompañados por ritmos
de salsa y samba, transformándose en una lastimosa imitación de los
carnavales brasileños.
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