En
España existe la costumbre desde el siglo XIX de traer regalos (especialmente
juguetes) a los niños la noche de Reyes.
De
quienes hoy conocemos como «Reyes Magos» sólo se hace referencia en el texto de
San Mateo, pero es tan poco lo que se
dice de ellos que las tradiciones posteriores tuvieron que inventarlo
absolutamente todo.
La
mayoría de investigadores los consideran originarios de Persia (hoy Irán), con
base en el argumento de que muchas leyendas que contiene hoy día la fiesta de
la Navidad proceden de costumbres anteriores al cristianismo.
Tal
es el caso de los sacerdotes persas del siglo V y VI a. C., quienes también
ofrecían a su dios (Ahura-Mazda) oro, incienso y mirra. Un escritor español,
Clemente Aurelio Prudencio, situó a los "Magos de Oriente" en Persia,
al igual que se cita en el Protoevangelio de Santiago (Evangelio Apócrifo).
En
tiempos de Jesús la palabra “mago” tenía dos significados.
El
primero era el corriente, el que dura hasta hoy, individuos que practican la
magia negra o blanca, adeptos de las ciencias ocultas, intérpretes de sueños y
visiones; astrólogos baratos, la mayoría de ellos charlatanes y embaucadores.
La
segunda, y lo sabemos por la obra de Filón de Alejandría, filósofo judío
contemporáneo de Jesús, serían hombres respetables, sacerdotes del
zoroastrismo, la religión de Irán/Persia, hombres religiosos y científicos que
se dedicaban a estudiar la astronomía y su repercusión en la vida de los
hombres, la astrología en el buen sentido.
Por
la descripción de Mateo en nuestra historia hay que considerar a los magos en
este último sentido, sabios que se dedicaban a la ciencia de los astros. No
queda claro, si pertenecían también a la clase sacerdotal o no de la religión
zoroástrica.
Hasta
el siglo IV los Magos fueron dos, cuatro, seis, doce o sesenta, según fuera la
tradición. En distintas representaciones iconográficas realizadas
en templos durante los siglos III y IV aparecen dos, tres y hasta cuatro de
ellos.
En
un mosaico bizantino de mediados del siglo VI, en San Apollinare Nuovo (Rávena,
Italia), aparecen por primera vez sus nombres actuales.
La
tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se les ha hecho
representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad, representantes de
las tres edades del hombre y representantes de los tres continentes (Asia,
África y Europa).
En
España los cantos relacionados con la Festividad de los Reyes Magos suelen
tener un carácter petitorio, es decir que sirven para pedir aguinaldo casi
siempre la víspera de Reyes. En la mayoría de estos cantos y romances -
aparte de la adoración propiamente dicha- se cuentan hechos pintorescos como el
bautismo y el martirio de los Reyes enlazados con episodios de la huida a
Egipto y la infancia de Jesús, claramente relacionados con los Evangelios
Apócrifos y nada que ver con los Evangelios
oficiales de la Iglesia Católica.
Como
muestra de estos cantos, ponemos abajo parte de uno de los romances más
extendidos por toda España, que es el Romance de los Reyes Magos cantado por
Joaquín Díaz.
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