jueves, 8 de mayo de 2014

La leyenda de la mano del escribano




En la villa de Astudillo allá por el siglo XIV y reinando Pedro I de Castilla, tiene lugar la leyenda que a continuación vamos a relatar.
El rey, llamado por unos  “el Cruel” y por otros “el Justiciero”, sé solía detener con frecuencia en Astudillo, ya que la mujer que amó, María de Padilla según varios autores, nació y falleció  en esta localidad, habiendo fundado en 1353 el Convento de Santa Clara  y junto a él, el rey construyo su palacio.
En una de estas estancias de D. Pedro en Astudillo, se acercaron unos vecinos a pedirle clemencia, acusando al escribano de la villa de falsificar documentos, de infinidad de fraudes y de innumerables injusticias, de las cuales por ser hombre poderoso y culto nadie sabía defenderse.
El rey oyó las quejas y comprendió que no mentían y mando llamar al escribano, y cuando estuvo éste en el palacio lo llevo junto al brocal de un pozo.
-Asómate, dijo. ¿Qué ves en e fondo?
-Veo una naranja, mi rey y señor
-¿Estás seguro?
-Seguro, Señor.
Volviéndose entonces a su escribano real le hizo la misma pregunta:
-¿Qué ves en el fondo?
No contesto el escribano del rey, pidió una escala y bajo al fondo y subió con una naranja partida y entregándosela al rey le dijo:
-Era media naranja flotando boca abajo, Señor.
El rey se quedó pensativo un rato y luego dijo con voz serena:
-Un escribano tiene que dar fe de lo que ve. Lo que el afirme no solo tiene que parecer cierto, sino que tiene que serlo y para esto debe de asegurarse de que todas las cosas son tal como las declara y firma. Veo que tú no eres un buen escribano y para que esto no vuelva a ocurrir te condeno a que te sea cortada esa mano con la que has firmado tantos papeles dañosos.

Y encima de su puerta hizo labrar un escudo en el que aparecía una mano cortada y sangrante, para que se recordara para siempre este hecho.



Los vecinos de Astudillo han guardado fiel memoria de esta historia, contándose de generación en generación. En el escudo que adorna una de las casas más nobles de la villa, aparece la mano que dio origen a la leyenda y el pueblo piensa que allí fue ejecutada la sentencia.
Los viajeros que llegan, para visitar el Real Convento de Santa Clara, Monumento Nacional hoy y el Palacio de D. Pedro (actualmente museo) que hace tantos siglos fundara doña María de Padilla, juntamente con  Don Pedro I de Castilla, el Cruel o el Justiciero, contemplan curiosamente el escudo, preguntando su significado y origen.


Pedro I de Castilla






Escudo de Maria de Padilla
                             

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