Las
costumbres, tradiciones y canciones que tienen lugar en el periodo navideño en
homenaje y alabanza del nacimiento de Jesús, son numerosas y variadas,
siendo el villancico la forma más habitual del canto navideño.
El villancico
(parece que viene de "villano”), es una composición popular, generalmente
anónima (aunque no siempre como veremos), en verso con estribillo (el número de
versos varía entre dos y cinco), que desde la Baja Edad Media se usaba en las
zonas rurales españolas, siendo su temática variada: los
había morales, religiosos, satíricos... (algunos incluso subidos de tono), pero
sobre todo predominaba la temática amorosa en sus muy variadas facetas.
Las
primeras fuentes documentales en las que aparece la palabra “villancico” son el Cancionero de
Stúñiga (1458) y el Chanssonier
d’Herberay (1463), más posteriores son el Cancionero de la Colombina y el
Cancionero musical de Palacio.
Hacia
el siglo XVI debido a que las autoridades eclesiásticas empiezan a considerar
la conveniencia de introducir en la liturgia composiciones en castellano como
una forma de acercar al pueblo a los misterios de la Fe católica, el villancico poco a poco va cambiando
su temática para ir centrándose en temas de tipo religioso y así se empieza a
utilizar en las principales fiestas litúrgicas como la Navidad, Asunción,
Epifanía, Trinidad, etc.
Tuvieron
que pasar años para que en el llamado Cancionero de Uppsala (Venecia, 1556)
apareciese un apartado que dice: “Villancicos
de Navidad a tres bozes”.
Una de
las características más identificativas del villancico religioso popular, es la simbiosis que se da entre los sucesos de la Historia Sagrada (muchas
veces sacados de los evangelios apócrifos) y las costumbres y tradiciones de la
zona donde se crea y canta. Así tenemos por ejemplo que los pastores llevan en
su zurrón requesón, manteca y vino o la Virgen es lavandera y tiende
los pañales en el romero, y a adorar al niño van molineros, segadores y hasta una burra
cargada de chocolate. Este tipo de modificaciones con respecto a la
Historia transmitida por la Iglesia se suelen dar desde la Edad Media, ya que
por esos años eran muy comunes las representaciones dramáticas que se llevaban
a cabo por Navidad.
Ejemplo
de estas narraciones medievales es “El Auto del Nacimiento de Nuestro Señor” de
Gómez Manrique (tío de Jorge Manrique), que cada año se representa en el Convento
de las Clarisas de Calabazanos (Villamuriel, Palencia).Es una representación
sencilla con una serie de cuadros escénicos escritos en verso que representan
las dudas de José, el Nacimiento del Niño, la Anunciación y la Adoración de los
Pastores. Tras los lloros del niño Jesús, finaliza con un villancico para calmarlo titulado
“Callad Fijo mío chiquito”, bello ejemplo de los primeros villancicos
medievales, escrito también por el
dramaturgo palentino Gómez Manrique (1412-1490), y que es interpretado por las
Hermanas Clarisas.
En el
siglo XIX la palabra “villancico” toma el significado actual: forma musical
vocal de tema navideño, no litúrgico y con un contenido entre lo religioso y lo
profano.
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