Prácticamente todos los pueblos de la Antigüedad hicieron
vino, aunque con técnicas muy distintas a las de hoy. Lo que sí sigue igual es
el proceso de recogida de la uva, la
vendimia, que se realiza cada año en casi todas las regiones de nuestro
país.
De hecho, la uva fue la primera fruta cultivada por el
hombre y, desde entonces, le rendimos culto en todas sus formas. Recién
recolectada como fruta fresca, fermentada como vino o vinagre, deshidratada
como fruto seco... Incluso de sus semillas, prensadas, se obtiene un aceite con
propiedades gastronómicas y cosméticas.
Con los meses de septiembre y octubre llega el otoño, y
también la recolección de la uva, la vendimia se realiza cuando las uvas tienen
el grado de maduración suficiente, sin llegar a la sobre maduración.
La operación de la vendimia se realiza por corte
a mano con una cuchilla curva llamada "corquete" o “tranchete”. El
vendimiador coloca su mano izquierda bajo el racimo y con la otra mueve la
cuchilla en sentido ascendente contra el
extremo del raspón. El racimo cae suavemente sobre su mano y lo pasa a los
cestos de recogida, que son envases troncocónicos, de unos 20 Kg. de capacidad,
abiertos en su trenzado, pues son de hebras de castaño entrelazadas y en algún
caso de mimbre. Recientemente los hay de goma, de igual forma y capacidad.
Antiguamente,
una vez llenos de uva los cestos se llevaban hasta el punto donde estaban
situadas las comportas, que son envases de madera de 100 Kg. de uva de
capacidad. Y estas comportas, a su vez, eran cargadas en caballerías, en carro
o en remolque. Actualmente la carga y transporte es en remolques tirados por
tractor.
Es muy importante para la calidad del vino el tiempo que
transcurre desde que se corta la uva hasta que ésta entra en la bodega. Cuanto
menor sea ese tiempo, más probable es que el vino sea de gran calidad.
El proceso de la recogida de la uva también se puede hacer
de forma mecánica, sin embargo, toda mecanización conlleva sus desventajas: las
máquinas no recogen la uva entera y a menudo rompen muchos granos, lo que puede
desembocar en un proceso de vinificación de menor calidad. Por eso, la vendimia
tradicional sigue teniendo fervorosos defensores, sobre todo los agricultores
que quieren mantener vivo el campo, repitiendo un proceso ancestral que
recuerda otros tiempos y que hace recordar que el campo sigue vivo.
Antes, la vendimia suponía la concentración de gentes de la
comarca y de fuera de ella: los vendimiadores venían de diferentes lugares,
favoreciendo el intercambio cultural y folclórico, sonando distintos cantos de
trabajo (cantos de vendimia) mientras se hacía la faena de la recolección de la
uva.
-VENIMOS DE VENDIMIAR
DE
LA VIÑA DE MI "AGUELO"
Y
NO NOS QUIERE PAGAR,
PORQUE
HEMOS ROTO EL PUCHERO-
-YA SE VA PONIENDO EL SOL
VENIMOS DE VENDIMIAR
QUE NOS DEN LO PROMETIDO
UN CESTILLO Y EL JORNAL-
-YA SE VA PONIENDO EL SOL
VENIMOS DE VENDIMIAR
QUE NOS DEN LO PROMETIDO
UN CESTILLO Y EL JORNAL-
Cada año, la vendimia se encargaba de cerrar la temporada de
cultivo de la vid; y tras el trabajo, tocaba celebrar la buena cosecha por todo
lo alto, organizándose bailes y fiestas al acabar de vendimiar.
Actualmente las fiestas de la vendimia se realizan en muchas
localidades de España, siendo una muestra del carácter y las costumbres
populares típicas del mundo del vino.
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