Antaño, en el mundo rural la vida en comunidad tenía su
mayor esplendor en las estaciones de otoño e invierno una vez que se habían
acabado las tareas del campo propias de primavera y verano.
Con el nombre de “hilandera”, “hila” o “velorio” se
conoce en la zona Norte de la provincia de Palencia a las reuniones vecinales
nocturnas que se hacían para hacer la labor de reducir a hilo la lana y el
lino. En Cantabria reciben el nombre de “Jilas”, en Asturias y León
“Filandones”, en Galicia “Fiadas”, en Burgos “Hilorios”…..,trabajo de hilado
que servía para confeccionar los tejidos que luego serían su sencilla
vestimenta.
Pues bien en estas veladas se aprovechaba para entablar
conversación y comentar los asuntos del pueblo, contar historias y leyendas,
hablar de casamientos y noviazgos y sobre todo una vez que estaban animados se
cantaba.
“Muchacho si buscas novia
búscala que sepa hilar
que la rueca es un tesoro
sabiéndola manejar”
Cuando
el ganado estaba encerrado y ya se había cenado, las muchachas solteras con sus
madres y las casadas armadas del huso y la rueca, marchaban a la casa en que
fuera a celebrarse la reunión. Más tarde llegarían los mozos cantando y
haciendo bromas.
Pero
no era una actividad ociosa como tal, ya que en ella aparte de hilar a la vez se esponjaba la lana, se trajinaba la rueca, y tras devanar las
madejas de lana, se tejían chaquetas y prendas de abrigo.
La Iglesia católica legisló y persiguió estas
reuniones:
En
1798, Francisco Ubago y Fernández, visitador de varios pueblos de la comarca de
Herrera de Pisuerga, se hacía eco de la costumbre de estas veladas, conocidas
en dicha zona como “velorios” o “veladeros”: “reina el pestilente y abominable abuso de juntarse muchas mozas
solteras a ilar en los que llaman veladeros en los que permanezen desde el
principio de la noche hasta fines de ella, a los que igualm(te) asisten los
mozos de cuias fuerzas se originan gravísimos pecados y ofensas a Dios de las
que en especial serán responsables los padre de familias…”
En
la visita pastoral de 1723 a Trobajo (obispado de León), el visitador fue
informado que “en muchos lugares por las
noches se juntan a los filandoiros concurriendo algunos mozos de que se
originan graves ofensas a Dios Nuestro Señor con detrimento de las almas,
porque su Ilustrísima [el Obispo de León] prohíbe dichos filandoiros y sólo
permite pueda concurrir una vecina con otra sin admitir mozos y lo cumplan así
pena de dos ducados aplicados para la luminaria de dicha Iglesia”.
A pesar
de las prohibiciones de la iglesia, estas veladas lograron mantenerse en el
tiempo, hasta mediados del pasado siglo. Desaparecieron lentamente, tanto por
el cese de la actividad textil como por los cambios que se produjeron en la
sociedad rural.
En
León se ha conseguido recuperar esta tradición (filandón procede del vocablo
leonés "filare", que significa "hilar") y en los barrios y
en la provincia se recrean estos filandones .
Fuentes: Museo Etnográfico Piedad Isla, Cervera de Pisuerga
Antiguas tradiciones de Cantabria de Alberto M. Beivide
Internet
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