Cuando llegábamos tarde para hacer una tarea ó cuando ya no
había remedio para ayudar en algo, nos solían decir: ¡A buenas horas, mangas
verdes! Muchas veces nos preguntábamos que significaba lo de las mangas verdes,
ya que el color de nuestra indumentaria no era ese en dicho momento.
El origen de este dicho hay que buscarlo unos cuantos siglos
atrás, concretamente en los tiempos de los Reyes
Católicos. Isabel de Castilla y Fernando de Aragón crearon un
cuerpo de seguridad encargado de prestar auxilio ante
cualquier altercado o incidencia, la Santa Hermandad. Fue instituida en
las Cortes de Madrigal de 1476 (siglo XV),
unificando las distintas Hermandades que habían existido desde el siglo XI en los reinos
cristianos.
La Santa Hermandad se encargaba de juzgar y castigar los
delitos, especialmente los cometidos fuera de la ciudad, es decir en zonas
rurales. Los soldados de este cuerpo llamados cuadrilleros porque prestaban sus servicios
en cuadrilla o grupos de cuatro hombres, tenían una vestimenta que estaba
compuesta por un uniforme con coleto (vestido de piel que cubre el cuerpo) y mangas
de color verde.
Al principio empezaron prestando un buen servicio a la
sociedad, pero se ganaron
la fama de impuntuales: Casi nunca llegaban a
tiempo para castigar a los malhechores. Cuando acudían a
poner orden ya había pasado todo y no hacían falta. Entonces recibían a
los cuadrilleros de la Santa Hermandad con la frase “a buenas horas, mangas verdes” y así quedo el dicho como símbolo de inoperancia, tardanza o inutilidad.
Se considera que la Santa
Hermandad fue el primer cuerpo policial organizado de
Europa.
Fue disuelta oficialmente en el año 1834 a través de una ley
aprobada en las Cortes. Diez años después de la desaparición de la Santa Hermandad se creó la Guardia Civil en
gran parte inspirado en ella, un cuerpo de seguridad heredero de la Santa Hermandad que
curiosamente conserva el color característico en su indumentaria: el verde.
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