viernes, 13 de septiembre de 2013

Taberneros y taberneras


Las tabernas y cantinas en épocas pasadas, no eran un negocio muy rentable. Los impuestos a los que estaban sometidas y el riguroso control de los precios del vino y licores fijados por los funcionarios municipales, eran los culpables del escaso margen de ganancias de taberneros y cantineros.
Así que surgió la picaresca de bautizar el vino o de sisar el contenido de las jarras a los clientes, es decir echar agua al vino y por otra parte quitar parte del contenido de los envases, siendo su cantidad menor de la que tenía que ser.
 Y claro, el pueblo enseguida hizo chanzas y coplas sobre estos hechos, y el tabernero y su mujer, pasaron a ser protagonistas de esta cultura popular:

Tabernero, tabernero,
dame vino y no eches agua
más vale que cante yo
que no que cante la rana

Los curas y taberneros
son hombres del mismo oficio:
los curas bautizan niños
los taberneros el vino

Como la taberna muchas veces era atendida por la mujer del tabernero, a ella iban dirigidas muchas veces las coplas:

Gasta la tabernera pendientes de oro,
los caños de la fuente lo pagan todo

Tiene la tabernera tras de la puerta,
la pila del bautismo sin ser iglesia

Y hasta el mismo Francisco de Quevedo escribió sobre esto:

Manzanares, Manzanares,
arroyo aprendiz de rio,
más agua trae en un jarro,
cualquier cuartillo de vino

Las autoridades intentaron poner remedio a los abusos de los taberneros, así por ejemplo en el Fuero de Teruel existen numerosas referencias sobre este asunto:
  El artículo 108 dice que el Almotacén será el inspector de los taberneros, comprobando la calidad y la medida y, en caso de que la medida sea inexacta, dice el artículo 114 que debe cobrar cinco sueldos de multa y romper la medida en presencia de todos.
  El artículo 530 dice que si algún tabernero y demás vendedores, no cumple las ordenanzas del Concejo, pagará treinta sueldos de multa y un año de cierre del establecimiento.
  El artículo 539 dice que, aquél que por la llegada del Rey a la Villa, encarezca los precios perderá el producto encarecido y pagará de multa treinta sueldos para el Juez, los Alcaldes y el demandante.

En fin, antes se aguaba el vino y ahora se da garrafonazo en los cubatas, como se ve la historia no ha cambiado mucho……..

















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