Los
orígenes de la Seguidilla (a
veces llamada siguirilla) se
remontan al siglo XV como forma literaria. Es una estrofa de arte menor
que consta de cuatro versos breves, heptasílabos los impares y pentasílabos los
pares. Los antecedentes más tempranos se encuentran en las jarchas
hispano-mozárabes de los siglos XI y XII, así como en las cantigas gallegas del
siglo XIII de Alfonso X el Sabio o Martín Codax :
Mía
irmana fremosa,
treides
comigo
a
la igreja de Vigo,
u
é o mar salido
Las Seguidillas son piezas instrumentales,
cantadas y bailadas, más antiguas y genuinas de España. Están creadas en el
ámbito rural español y transmitido de generación en generación, a través de la
tradición oral.
En
El Cancionero de Palacio, época de los Reyes Católicos, se encuentran las
primeras referencias escritas de seguidillas instrumentalizadas. Su
uso se hizo muy popular en época de Cervantes e igualmente se incluye en la
mayoría de obras de teatro español del siglo XVIII.
El
baile de las seguidillas llega a las ciudades y villas en el siglo XVI, aunque
sus orígenes se remontan al siglo anterior. Su movimiento es animado, en tiempo
movido o alegreto en compases de 3x4 o 3x8. El contenido de sus letras suele
ser de tema amoroso, pícaro o jocoso.
Siempre
va mala
la
primer seguidilla,
siempre
va mala
porque
sale del cuerpo
avergonzada.
Que
tunos son
los
labradores,
madre,
que tunos son,
las
tierras del camino
las
harán mejor.
(Seguidillas castellanas de Agapito Marazuela)
Encontramos seguidillas en los cantos y bailes populares de Castilla y León, de Valencia, de Canarias, pero sobretodo en Murcia y Castilla-La Mancha. Aunque todas se consideran seguidillas, la mayoría tienen una estructura diferente, muchas veces acompañadas por instrumentos propios de cada zona (tejoletas, castañuelas, guitarras, bandurrias etc…)
Las manchegas, o seguidillas manchegas, podrían ser consideradas las más antiguas de España, genuinas de esta tierra han sido declaradas Bien de Interés Cultural con la categoría de bien inmaterial.
Con
el tiempo las seguidillas-con permiso de la jota-, acabarían por implantarse como principal baile
español, derivándose de ellas otras danzas como las sevillanas, las malagueñas,
el fandango, las boleras, las seguidillas jaleadas, características de la región de Cádiz y Jerez
de la Frontera y, por último, las gitanas o seguirillas.