domingo, 3 de abril de 2016

El estuvo aquí


El 28 de Marzo de 1942 moría en la cárcel de Alicante el poeta del pueblo, Miguel Hernández.

Su vida después de acabada la guerra civil fue un ir y venir de una prisión a otra. Entre estas estuvo en la de Palencia en el Otoño de 1940.
Miguel Hernández fue trasladado a Palencia desde  la cárcel madrileña de Conde de Toreno durante las jornadas del 22 al 23 de Septiembre de 1940.Hacia pocos meses que  le habían conmutado la pena de muerte por la de reclusión a 30 años de prisión.
El traslado desde Madrid a Palencia fue realizado en un tren de mercancías. Eran un número cercano a los doscientos presos políticos, hacinados sobre la paja esparcida por los vagones. Llegaron a tardar dieciséis horas en efectuar el viaje.
Cuando pisaron suelo palentino fueron conducidos hacia las afueras de la ciudad hasta llegar a la Prisión Provincial, la cual al inicio de aquel Otoño de 1940 tenía una población reclusa de más de un millar de presos, muy superior a la capacidad para la que estaba destinada, por lo cual es fácil pensar en las condiciones de vida de los mismos, cuando en la mayoría de los casos, eran diez o doce los reclusos alojados en una celda.
Como consecuencia de este hacinamiento, la dirección de la Prisión Provincial no pudo hacer cumplir a los recién llegados con el obligado periodo de aislamiento al que solían ser sometidos cuando se procedía al traslado de un preso de una prisión a otra.

Durante su estancia en Palencia, Miguel Hernández escribió a su esposa Josefina un total de nueve tarjetas postales, una por semana que era lo que les estaba permitido. En la primera fechada el 24 de Septiembre le comenta a su mujer que ha venido a un buen lugar, que su situación mejora con este traslado, que de momento no hace frio y que el pan es bueno pero escaso.
Durante su estancia en la cárcel de Palencia, frecuentó mucho la biblioteca y leyó bastante, pero parece que su actividad creativa como poeta fue escasa. También se sabe que ejerció de profesor en algunas de las clases que se organizaron en la cárcel. Los datos con los que se cuenta de su paso por la prisión palentina son pocos y confusos, pues en las cartas que escribió desde aquí dice muy poco de la vida carcelaria en esta ciudad. Hay que tener en cuenta que las cartas de los presos estaban sometidas a una férrea censura por parte de las instituciones penitenciarias.
El 24 de noviembre, Miguel Hernández salió escoltado de la prisión de Palencia hasta la estación del ferrocarril para coger el tren que le llevaría a Madrid. En Madrid estaría de paso en la cárcel de Yeserías y de aquí pasaría a la de Ocaña.
Antigua Prisión Provincial de Palencia

La antigua cárcel palentina ha sido remodelada y ahora es un centro cultural llamado LECRAC (Cárcel escrito al revés) y que paradojas de la vida y por imposición del PP  alberga  entre otras cosas, el Museo y Archivo de la Policía Nacional. Varios colectivos han rechazado esta imposición y están luchando para que esta emblemática cárcel, símbolo de la represión franquista durante la Guerra Civil y los casi 40 años de dictadura,  se denomine Centro Cultural Miguel Hernández en reconocimiento al escritor que pasó por los barrotes de esta prisión.

Para saber algo más de la estancia del poeta en la prisión palentina recomiendo leer el libro de Julián García Torrellas “Miguel Hernández en la cárcel de Palencia”, del cual he cogido varios fragmentos para este texto.